Despu6s de pasar Gendarmería se continua hasta una señal sobre la derecha, que indica el comienzo.

Enseguida entramos a un bosque cerrado y muy húmedo. Su fuerte capacidad de regeneraci6n hace necesario mantener las sendas constantemente.

El relieve es llano durante un largo trayecto. Los arroyos que se nos cruzan traen aguas calmas y forman hermosos remansos. Por estar tan dentro del bosque son lugares oscuros y fríos.

Pronto es posible ver una conífera representativa de la selva valdiviana: el mañiú hembra. Es fácil de reconocer por la corteza manchada y las hojas, un poco rígidas y alargadas. Es un árbol que sé encuentra en los sectores más húmedos de la región. El único lugar de la Arg. donde se desarrolla hasta alcanzar su máximo potencial es en la zona de Puerto Blest, dentro del PN Nahuel Huapi.

Otro árbol que aparece es el canelo o boigue. En la tradición mapuche es un árbol sagrado. Su corteza es usada con fines medicinales y sus hojas, fumadas en las ceremonias religiosas.

Plano topográfico de la zona (muy valioso sí se desea hacer la senda)

En 2 hs se llega al fondo del Paimún. Una de las picadas que se abren a la izquierda es la que llega hasta la seccional de guardaparque ubicada sobre la margen norte del lago.

En algunos lugares hay troncos dispuestos como durmientes; son antiguos caminos madereros, ahora perdidos entre la vegetaci6n y el barro. Antes funcionaba un aserradero en este sitio. De ese tiempo queda un locom6vil viejo y herrumbrado, rodeado de menta. A su alrededor se difunden los caminos y huellas y se ven manchones de renovables en los bordes del claro abierto para el aserradero.

Los Nothofagus necesitan de claros para poder regenerarse. Pero cuando estos claros son producidos por la acci6n del hombre se corre el riesgo de alterar irremediablemente el ciclo natural del bosque. Puede ocurrir que la mapa suba, que la erosi6n empobrezca el suelo, que se favorezca el avance de alguna especie en particular, etc. Por eso es necesario hacer estudios de impacto ambiental antes de realizar actividades productivas dentro del bosque, ya que de alguna manera se va a modificar y es necesario cuanto para evitar daños irreversibles. En este caso se trata de un claro muy pequeño y el bosque vuele a ocupar su lugar.

Recomendamos bajar a la costa del lago, donde se acumulo una gran cantidad de materia orgánica y se forman unos charcos que dificultan el acceso a la orilla. Al noreste, una presencia ineludible, el Lanín.

Para retomar la senda principal se vuelve hasta el locomóvil. Son 2 hs hasta la casa de unos pobladores, los Aila. El lugar es muy abierto: unas lomas verdes que dan al lago, cortadas por algunos árboles. Acá tambi6n puede verse muy claramente la intervenci6n humana. La cría de ganado durante muchos años produjo este paisaje de pradera.

Este paraje es el sitio indicado para acampar. De todas maneras no está de más consultar a Don Aila, que suele andar por ahí, controlando su hacienda.

Una buena forma de pasar el tiempo es buscando frutillas, no son grandes pero son muy sabrosas y se dan con abundancia. Sobre la margen contraria se ve, otra vez, el Lanín. De noche, si hay luna, se convierte en un verdadero espectáculo, difícil de olvidar.

De la casa de los Aila salen varias huellas. La más fácil de seguir empieza un poco mas arriba de la casa. Hay que tener cuidado de no molestar al ganado.